Sunday, July 10, 2011

Liberalismo y socialismo al banquillo

La gente en la calle, ya sea Madrid, Atenas o Santiago, hay una sensación en el ambiente de malestar ciudadano que se expresa en una desafección y desprecio al poder político y económico.
En Chile durante las últimas semanas, las manifestaciones sociales expresadas por movilizaciones en las calles, han representado un número de manifestantes no visto desde el retorno a la democracia en 1990. Más de 120 mil personas en Santiago en un solo miting, manifestándose hace unos días, son cifras que ni países con mayor número de habitantes puede llegar así como así. Sólo por poner un ejemplo el movimiento 15 M o el de los indignados reunió el domingo 19 de junio en toda España una cifra similar (Madrid, Barcelona, Valencia, etc.).
Hace algunos días un alumno, de ciencia política me preguntaba, si esta efervescencia social tiene alguna relación entre sí, vale decir ¿es una constante en las democracias consolidadas y en las emergentes esta especie de explosión social que pide reformas políticas, sociales y económicas?
La respuesta no es simple, ni única. Vamos por parte, lo que pasa en Europa, se debe a un descontento frente al sistema político y económico que cruza esta región, vale decir hay una decepción hacia la democracia representativa y el Estado de Bienestar. Sistemas que hasta hace poco contaban con buena salud, sin embargo en la actualidad están en entre dicho. Si se hurga más fino, se podrá notar, que son los sistemas de partidos tradicionales y su bipartidismo los que entran en cuestión. O sea, la izquierda y la derecha europea, que han gobernado Europa Occidental sin contrapeso desde la década del ‘1950 del siglo pasado, están en el banquillo de los acusados. La estabilidad política y económica que durante más de medio siglo, exhibió Europa ya parece un buen recuerdo. Se cuestiona incluso, la Unión Europea y el Euro. Esta protesta, dice relación fundamentalmente con una demanda económica, por lo que no es casualidad, que la expresión más importante de los indignados se dé en España y también en Grecia (agakaktismenoi), en ambos países y sobre todo en el segundo están pasando por una de las más importantes crisis económicas que han tenido estas naciones los últimos años. Lo anterior, repercute a su vez en la variable política, dado que al no poder el Estado de bienestar resolver por sí mismo esta crisis económica, se cuestiona a la democracia representativa y sus instituciones; fundamentalmente el parlamento y quien representa este sistema, vale decir a la elite y clase política, en definitiva se cuestiona a los que detentan el poder político y económico, que han llevado, según los manifestantes del 15 M, a esta trágica situación a Europa.
Algunos intelectuales europeos, tienen sus esperanzas puestas en este movimiento, una especie de revolución de los representados, de los mandantes. Algo ya había adelantado Guy Hermet en “El invierno de la democracia” y Colin Crouch en “Pos democracia”, pero tengo la impresión, que esta revuelta no tendrá ni por más el alcance de mayo del ‘1968, como algunos ya se adelantan a comparar, creo que será algo así, como lo fueron los movimientos antiglobalización de fines de siglo XX y principios del XXI. No obstante lo anterior, se le desea vida a este tipo de expresiones sociales, son ellos los imprescindibles –en palabras de Bertolt Brecht- para que la democracia representativa y procedimental se consolide, se profundice y alcance una alta dimensión, incluso más, para que la democracia evolucione a un sistema con mayor fidelidad en la representación y en la participación.
Respecto del movimiento de Chile y su comparación, fundamentalmente con el español, hay ciertos elementos que nos permiten a lo menos comparar. El actual movimiento chileno, no es ideológico en lo que conocemos dentro de la dimensión izquierda y derecha, pero sí lo es desde la perspectiva del cuestionamiento las bases del modelo económico y acto seguido cuestiona el sistema político y la representatividad de los partidos tradicionales; con esto entra a discutir el presidencialismo como sistema de gobierno y la toma de decisiones del poder político.
Ambos movimientos, son distintos por contextos, por demandas, por culturas políticas y por que socioeconómicamente ambos países presentan importantes diferencias, sin embargo en ambos casos, las nuevas formas de comunicarse por medio de la redes sociales han jugado un papel primordial a la hora de la convocatoria, superando la barrera económica que significa acceder a los medios tradicionales de comunicación. Facebook, ha sido la herramienta fundamental para convocar a los mitin y marchas, lo que otrora era tarea de los partidos políticos en cuanto convocar a manifestarse para canalizar las demandas ciudadanas, hoy estos movimientos des-institucionalizados por medios de los millones de seguidores de la red, presionan con mayor eficacia por reformas que los partidos tradicionales no llevaron adelante.
Los movimientos sociales en ambos casos, lo que están haciendo es criticar las bases del liberalismo y también del socialismo, léase social democracia (el marxismo fue derrotado por el capitalismo chino), porque ambos sistemas ideológicos, no es que requieran de un aggiornamiento; no, es más profundo, dice relación con la era del consenso, es todo tan parecido, lo que Norberto Bobbio, llamaba socialismo liberal, que ya no sólo no se diferencian, sino que no tienen respuestas para una época cuya mejor expresión es la diversidad global.
Madrid, Santiago, Atenas, mañana puede ser Berlín, La Paz, Quito, Nueva York… En las calles hay un malestar que apunta a las bases de lo que hoy conocemos como democracia representativa y economía de mercado, las que a lo menos están en entre dicho.



Andrés Jouannet V.

http://www.eldinamo.cl/blog/liberalismo-y-socialismo-al-banquillo/

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