Monday, October 24, 2005

Príncipes y mendigos

Hace un par de semanas aparecido en el cuerpo de Reportajes de El Mercurio un artículo sobre un nuevo grupo interno, titulado “Príncipes herederos de la DC”. Nada más versallesco y anacrónico que la pretensión de dicho artículo.

No me imagino que los miembros de este nuevo grupo de la DC, pretendan dar esta imagen, casi como oligárquica en un partido que se ha caracterizado por ser pluriclasista y representar los valores de las transformaciones sociales en la sociedad.

Conversando con mi amigo Patricio Walker, uno de quienes aparentemente liderarían esta nueva tendencia, me ha manifestado que el artículo en mención está lejos de representar lo que él cree y representa en política. Por una parte él es parte de la generación del ´1990, la que ha logrado por si misma todo lo que tiene en política. Por otra parte, fue electo Presidente de la JDC a voto universal de los militantes de la Juventud Demócrata Cristiana y posteriormente ha sido electo dos veces diputado, siendo la última elección, la primera mayoría nacional: De este modo Patricio cree estar más cerca de los mendigos que de los príncipes

Me parece raro que habiendo gente tan inteligente y de renombre en el mencionado grupo de los príncipes y las princesas (para no descuidar el género), sólo estén pensando en un pobre manifiesto, que es más representativo de documentos que se entregaban históricamente en las Juntas del PDC y que cada vez van siendo más escasos. Señalo que esto es pobre, dado que la DC desde hace ya un tiempo necesita un agiornamiento, vale decir, que pase definitivamente de ser partido popular clientelar a uno posmoderno profesional electoral, como lo es la CDU alemana, el Popular español o el Republicano francés y como son casi todos los partidos que hoy pueblan las antiguas democracias consolidadas.

Este nuevo enfoque se hace necesario y urgente en la DC, dado que desde fines de la década de los ´1960s no hay nada nuevo el prisma ideológico del partido, hasta el punto que el enfoque que se tiene de la sociedad no ha sufrido grandes cambios o por lo menos, el ABC del partido no lo ha señalado. La elaboración de un manifiesto va contra el alma de las históricas líneas de acción del PDC, partido que se ha construido sobre la base de la integración de nuevas ideas en el marco del Humanismo Cristiano

Ahora bien, si uno observa la historia del PDC se aprecia que este partido ha estado lejos de los príncipes y sus aristocracias, tanto así que sus más importantes dirigentes históricos provienen de estratos pobres o de la clase media. Uno de los más importantes líderes históricos de la DC, Eduardo Frei Montalva proviene de lo que se denominaría “los de abajo” o para este artículo (irónicamente) “los mendigos”. Frei Montalva ha sido identificado como el Lincon Latinoamericano, por su origen humilde y porque desde joven tuvo que ayudar al sutento de su familia materna, dada la temprana muerte de su padre, quien había sido un funcionario de Ferrocarriles del Estado. Por su parte, el ex presidente Aylwin, quien es otro de los grandes líderes que honra la historia del PDC por haber sido el padre del nuevo orden social y democrático que ostenta Chile, tampoco viene de una familia de príncipes u oligarcas. Aylwin se ha destacado así mismo por venir de la clase media.

Lo cierto es que si nos remontamos a la historia de la Falange Nacional, esta nace para diferenciarse de los jóvenes aristócratas que militaban en la Juventud Conservadora de la década de ´1930s y que eran los que frecuentaban el Club la Unión y leían el Diario Ilustrado. Justamente por su diferencia y visión social es que surge dentro de las Juventudes Conservadoras la Falange Nacional, la que será expulsada por Horacio Walker, el mismo que años después junto a sus expulsados funda el PDC el año 1957.

En ninguna parte de la historia del PDC ha existido una tendencia de clases. Los grupos que han existido hasta mediados de la década de ´1990s, se diferenciaron por tesis políticas e incluso ideológicas, como fueron los Rebeldes, Terceristas y Oficialistas de la década de ´1960s, y por estrategias políticas, como fueron los guatones y chascones de las décadas de los ´1970s y ´1980s. En todos estos grupos se distinguían las ideas por sobre los nombres, algo que faltaría en esta nueva facción, dado que se puede observar a renombrados camaradas, mientras que sus ideas todavía no han sido señaladas. Por otra parte, la historia de los grupos internos de la DC da cuenta de lo que es el partido en su generalidad, vale decir un partido pluriclasista, diverso y tolerante, dentro de la Ideología Humanista Cristiana.

El artículo al que me refiero, da cuenta casi de un derecho adquirido de algunos miembros de este grupo, por el hecho de ser descendientes de connotados militantes, similar a un cuento blestganiano, de disputa entre patricios y plebe, como ser proveniente de una casa real dentro de la DC, de la aristocracia partidaria o oligarquía demócrata cristiana.

Los grupos internos son elementos connaturales de los partidos políticos, son un subsistema dentro de un sistema mayor, son necesarios, no obstante, estos nunca deben superar al partido en su relevancia, pues de lo contrario atacarían la función principal de un partido político, que es ser agregador de intereses sociales.

Las alas, fracciones, grupos internos, corrientes o facciones fueron y han sido parte de la naturaleza de los partidos políticos. Sin embargo, así como los partidos políticos han evolucionados, los grupos internos también han sentido esos cambios, por lo que existen diferencias en lo que han sido y son los grupos internos en un partido de tipo de masas, un partido de tipo popular o en un partido de tipo profesional electoral.

En este sentido, es bueno que dentro de la DC surjan nuevas interpretaciones de la problemática social, dentro de los valores del humanismo cristiano. Sin embargo, no hay que olvidar que los grupos no se justifican en si mismo en si mismos, sino que existen para contribuir a que la dinámica interna del partido se fortalezca y a que del debate de las ideas florezca la mejor propuesta programática, para que con esta el partido convenza de su proyecto a toda la sociedad y por último esto sea el mejor instrumento de agregación social.

En definitiva, y como se dice en mi tierra sureña de la Araucanía, no hay que poner la carreta delante de los bueyes, primero las ideas, luego entonces el grupo. De lo contrario enfrentaríamos a mendigo Tom versus Príncipe Eduardo Tudor, lo que hoy estaría incluso fuera de la fantasía de Mark Twain, o sea un retroceso político al periodo anterior a la Ilustración.






Andres Jouannet Valderrama
Dr. en Ciencia Política
Universidad de Heidelberg

Thursday, October 06, 2005

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